Hace unos días tratamos sobre cómo cuidar el embrague para que nos dure más, ya que se trata de una de las averías más caras de un coche. Otra de las averías más caras de un vehículo es el cambio (ya sea por antigüedad o por rotura) de la correa de distribución, y es mucho más cara si se nos rompe con el auto en movimiento. Seguro que más de uno/-a no sabe cuándo se debe cambiar este elemento del coche.
Para saber cuándo se debe cambiar la correa de distribución hay que tener en cuenta varios factores. El primero (y principal) viene asociado al modelo de tu auto en particular. Se trata del kilometraje que recomienda el fabricante en el libro de mantenimiento del vehículo. La cifra máxima de kilómetros que aguanta una correa de distribución varía mucho según la marca y modelo, oscilando entre menos de 80.000 km hasta más de 200.000 km (en pocos casos en los que el coche está muy cuidado).
Pero dependiendo de otros factores como el uso del coche, el clima y la humedad ambiente de la zona en la que vivas, a veces es recomendable cambiar la correa de distribución no por kilómetros, sino por el número de años (normalmente unos cuatro o cinco). De todos modos, se aconseja revisarla cada cuatro años para comprobar su estado, tratando de detectar síntomas de desgaste
Imprescindible para que funcione el motor
Este elemento se fabrica, normalmente, con materiales similares a los de la carcasa de los neumáticos (caucho, goma y nylon), que se desgastan con el paso del tiempo. De ahí la importancia de revisar con frecuencia el estado de la correa, minimizando las posibilidades (y el peligro) de que se nos rompa mientras circulamos.
La correa de distribución trasmite el movimiento desde el cigüeñal hasta el árbol de levas, sincronizando los cuatro tiempos del motor. En caso de desgaste de la misma, podría provocar daños en la culata, las válvulas y hasta en los pistones. Y si se rompe, el motor no funcionará.
Cómo saber cuándo hay que cambiar la correa de distribución
Hay signos muy evidentes de que una correa de distribución está desgastada y necesita ser cambiada. Pueden comprobarse echándole un vistazo y también porque detectamos sonidos extraños y más fuertes de lo habitual mientras tenemos en marcha el motor.
A simple vista apreciamos que la correa tiene grietas, lo que significa que ya tiene unos cuantos años y se ha desgastado debido al tiempo, por lo que habrá que sustituirla por una totalmente nueva. A veces las grietas son provocadas por una instalación incorrecta, pero en cualquier caso suelen ser por el desgaste.
También, si la correa se ve demasiado brillante en algunas partes mientras que en otras no, probablemente esté mal tensada o quizá su alineación sea deficiente. Si observas esto, no tardes en acudir al taller para que la revisen y la cambien.
Los ruidos extraños que provengan del motor son síntoma inequívoco de que la correa se está desgastando y pronto nos tocará acudir al taller. Si al arrancar notamos vibraciones anómalas (se distinguirán sin problema) puede ser debido al mal estado de la correa. Además, si el coche tarda más de lo habitual en arrancar y mientras lo hace se oyen ruidos extraños muy probablemente se deban a lo mismo.
Por último, cabe recordar que hay que revisar el estado de la correa de distribución cada cierto tiempo para evitar sustos. Y, si usamos el coche mucho en ciudad se recomienda adelantar un poco el cambio de la misma, ya que la correa sigue funcionando aunque estemos parados en un semáforo o en un atasco.