
Con la llegada del verano, las temperaturas elevadas, los viajes largos y la exposición constante al sol pueden pasarle factura a tu vehículo si no tomas ciertas precauciones. El calor extremo no solo afecta tu comodidad como conductor, sino también el buen funcionamiento de componentes clave del coche. Por eso, es importante realizar un mantenimiento preventivo y estar atento a ciertos detalles para evitar averías y garantizar un viaje seguro y agradable.
Uno de los puntos más críticos en esta época es el sistema de refrigeración. Un motor sobrecalentado puede sufrir daños graves, por lo que es fundamental revisar el nivel del líquido refrigerante y comprobar que no existan fugas. También es buena idea inspeccionar el radiador, el termostato y los ventiladores para asegurarse de que todo funcione correctamente. Una limpieza del radiador puede marcar la diferencia si has circulado por zonas con mucho polvo o insectos.
El aceite del motor también juega un papel importante, ya que ayuda a mantener el motor lubricado incluso en condiciones de altas temperaturas. Antes de emprender un viaje largo, conviene revisar tanto el nivel como la calidad del aceite. Si notas que está muy oscuro o lleva mucho tiempo sin cambiarse, lo más recomendable es sustituirlo siguiendo las indicaciones del fabricante.
Los neumáticos merecen especial atención en verano. Las altas temperaturas del asfalto pueden alterar la presión y aumentar el riesgo de reventón si están desgastados o en mal estado. Revisa la presión regularmente y no olvides controlar también la del neumático de repuesto. Observar el estado de la banda de rodadura y buscar posibles grietas o deformaciones es esencial para tu seguridad.
Durante los meses más calurosos, el sistema de aire acondicionado se convierte en un gran aliado. No solo mejora la comodidad, sino que también previene la fatiga del conductor. Si notas que no enfría como antes, podría ser necesario recargar el gas refrigerante o hacer una revisión general para detectar posibles fugas o fallos en el compresor.
Además del mantenimiento técnico, también es importante proteger la estética del coche. El sol puede dañar la pintura, agrietar los plásticos del interior y deteriorar los materiales con el tiempo. Siempre que sea posible, aparca en la sombra o utiliza parasoles. Aplicar ceras protectoras en la carrocería y productos con filtro UV en el interior puede ayudarte a conservar el aspecto del coche como nuevo.
Por último, llevar un pequeño kit de emergencia puede marcar la diferencia ante cualquier imprevisto en carretera. Incluye agua, herramientas básicas, cables de arranque, linterna, triángulos de señalización y un botiquín. También es recomendable tener a mano el número de tu seguro o servicio de asistencia.
Cuidar tu coche en verano es una inversión en seguridad, rendimiento y tranquilidad. Con un poco de atención y mantenimiento, puedes evitar averías costosas y disfrutar de la carretera con total confianza.