El estilo de conducción no sólo influye en el consumo de combustible. Así, si conducimos de una forma más ruda y agresiva, no sólo el coche consumirá más, sino que también habrá otras partes del vehículo que se vean afectadas, como el embrague.
Aunque la vida útil del embrague de un coche puede llegar a recorrer hasta los 200.000 kilómetros si se cuida bien, no deja de ser una de las averías más temidas por los conductores. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta que también es una de las reparaciones más caras de un taller mecánico (dependiendo de la marca y modelo del auto su precio puede sobrepasar los 600 euros). Pero, ¿cómo cuidar este pedal para no tener que enfrentarnos a un gran desembolso de dinero antes de tiempo?
Consejos para cuidar el embrague de nuestro auto
Un hábito nada recomendable (pero que más de una persona practica mucho) es el de mantener el pie pisado sobre el embrague mientras conducen, aun con poca presión. No es necesario, ni seguro (el coche se acelera cuando pisamos este pedal) y además se romperá más pronto que tarde… No mantengas el pie sobre él. Así ambos descansarán y te lo agradecerán.
Relacionado con el párrafo anterior, otro hábito que perjudica mucho al embrague es mantener el embrague pisado para sujetar el coche al salir de una cuesta y lo realizan, sobre todo, conductores noveles. Aunque se trata de la maniobra más fácil y rápida para salir de una pendiente sin que se nos cale el coche, no ayuda nada a la vida útil del embrague. Una buena alternativa es sujetarlo con los frenos (los de pie o el freno de mano) para no hacerlo con el embrague y así el coche también patinará mucho menos.
Al cambiar de marcha se debe pisar el embrague hasta el fondo y con suavidad. Una vez engranada la marcha, no hay que soltar el pedal con brusquedad. Así, además de cuidarlo, la marcha entrará correctamente y sin rascar.
El embrague sufre más cuando recorremos distancias cortas, es decir, en ciudad haremos más uso del mismo. De este modo, en paradas cortas (semáforos y atascos, por ejemplo) se aconseja no tener ninguna marcha puesta sino el punto muerto y no pisar el embrague hasta que el semáforo no se ponga en verde o el tráfico comience a avanzar y tengamos que poner la marcha para reanudar el trayecto.
Para evitar fricción en el embrague y que no trabaje de más, se deben evitar ciertos hábitos como conducir con una mano sobre la palanca de cambios. Esto hace que se ejerza una presión extra que, aunque pequeña, también resulta perjudicial para su cuidado.