Desde que salieron al mercado, los drones generaron una gran polémica respecto de las violaciones a la intimidad que podrían causar y a la falta de una legislación que regulara su uso. Sin embargo, también se habló de las ventajas que una tecnología de este tipo podría traer a la sociedad. Estas han sido muy palpables en la industria del cine y los medios. Ahora es la Dirección General de Tránsito ( DGT) la que toma la batuta de usarlos para sus multas.
Su aparición en España
Desde inicios del año pasado se había anunciado el uso de este tipo de dispositivos por parte de la DGT con una prueba piloto que arrancó plenamente en el verano, con cinco drones en las carreteras convencionales. Su fin era servir de apoyo para la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en el marco del "dispositivo especial para vigilar las carreteras durante el verano".
Ubicados únicamente en las carreteras con un carril por sentido, donde ocurre el 80 % de accidentes fatales, los responsables declararon que se buscaba evolucionar en la seguridad vial con el uso de nuevas tecnologías. Las imágenes captadas, sin embargo, no serían utilizadas para identificar a los infractores.
Después, hacia el último tercio del 2018, comenzaron a aparecer noticias que confirmaban que los drones habían sido un éxito en las pruebas de la DGT para complementar la vigilancia y el control vehicular, por lo que comenzarían a ser utilizados para multar durante el 2019. Una vez certificados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, serían más efectivos que los helicópteros Pegasus para tal fin.
Por otro lado, comenzó a considerarse en la mesa de las discusiones si su determinación en multas de tránsito era legal. Y es que, al no contar con un cinemómetro, no se podrá especificar la velocidad , además de que la interpretación visual de un agente en oficina puede fallar si la imagen fue captada en un ángulo confuso o con características ambientales adversas.
Las multas llegaron con el nuevo año
Al empezar este año, sin embargo, la DGT ya contaba con más del doble de dispositivos. Las once unidades pueden comenzar a multar a los infractores, especialmente en fechas importantes o de aumento en la movilidad, como eventos deportivos, lúdicos y fiestas.
Y aunque, debido a su tamaño, siguen sin poder portar un cinemómetro que les permita señalar faltas en el exceso de velocidad, sí pueden verificar e infraccionar con su cámara de 13 megapixeles a quienes se pasen señales de alto, rebasen de forma indebida, no respeten la distancia entre coches o la línea continua.
Así que hay que tener cuidado con los drones de la DGT, pues las multas, en vez de estar a la vuelta de la esquina, estarán a 120 metros de altura.