El sistema de suspensión consta principalmente de tres componentes: amortiguadores, muelles y puntales. Éstos no sólo garantizan una conducción suave y cómoda, sino que también ayudan a controlar ciertas cualidades de la conducción.
Sin amortiguadores y patas de suspensión, el vehículo rebotaría en la carretera, lo que dificultaría enormemente la conducción, por no decir que la haría peligrosa. Estos componentes son críticos para el correcto funcionamiento del vehículo, están diseñados para ayudar a mantener los neumáticos en la carretera y al conductor en control del vehículo.
Tipos de suspensión
Suspensión delantera dependiente
Imagina una viga rígida que conecta las ruedas delanteras y que suele estar soportada por amortiguadores y ballestas. Este tipo es común en los camiones.
Suspensión delantera independiente
En un vehículo con suspensión independiente, cada rueda, normalmente las delanteras, está unida por separado a la carrocería del vehículo, lo que les permite moverse independientemente unas de otras excepto cuando están conectadas por una barra estabilizadora. Existen varios subtipos de este tipo de suspensión. Entre ellos están:
Amortiguadores MacPherson
Es la suspensión más utilizada en la actualidad, sobre todo en las marcas europeas. Tiene un diseño sencillo pero muy eficaz, que ofrece estabilidad, confort y control.
Combina un amortiguador y un muelle helicoidal en una sola unidad. Esto proporciona un sistema de suspensión más compacto y ligero que se utiliza habitualmente en coches de tracción delantera.
Suspensión de doble horquilla
Se denomina así porque hay dos trapecios que se conectan a la rueda. Cada uno tiene dos posiciones de montaje, una en la rueda y otra en el chasis del vehículo. El sistema también cuenta con un muelle helicoidal y un amortiguador. Suelen utilizarse en vehículos grandes porque ayudan a minimizar el balanceo. Al mismo tiempo, permiten una mayor consistencia en la sensación de la dirección.
¿Cómo mantener la suspensión en buen estado?
Mantener la integridad del sistema de suspensión de tu vehículo es esencial para garantizar una buena experiencia de conducción cada vez que esté en la carretera. He aquí algunos consejos que mantendrán tu suspensión funcionando de forma óptima:
- Realiza una inspección minuciosa de las distintas partes del sistema de suspensión. Lo mejor es hacerlo después de cada cambio de aceite.
- Comprueba si las distintas piezas de la suspensión presentan signos visibles de grietas, hinchazón o contaminación por aceite.
- Limpia cualquier suciedad o contaminación de aceite de todos los casquillos de goma. Las fugas de aceite deben repararse inmediatamente.
- Realiza una prueba de rebote de la suspensión. Un buen sistema rebotará al menos dos veces. Si rebota más de una vez, será necesario sustituir los amortiguadores o patas de suspensión, ya que esto puede ser un indicador de desgaste.