A grandes rasgos, podemos definir el biodiseño como una tendencia del diseño industrial que se inspira directamente en la naturaleza. Más concretamente, es un método que trata de abordar problemas de todo tipo con las soluciones técnicas que ofrecen los seres vivos.
Los diseños se desarrollan tras observar el entorno, entendiendo que animales y plantas ya se han enfrentado a estos retos y han desarrollado técnicas en el transcurso de la evolución de sus especies. Un claro ejemplo de ello es el velcro, inspirado en la forma en que la flor de la bardana se adhiere al pelaje de los animales y esparce su polen.
Biodiseño en los coches: curvas y más curvas
Luigi Colani, estudió aerodinámica además de bellas artes, trabajando para Boeing, McDonell Douglas, Rockwell e incluso la NASA. Sin embargo, donde más ha desarrollado su creatividad ha sido en la industria del automóvil, donde ha trabajado para prácticamente todos los fabricantes, desarrollando concept cars.
Su principal tarea ha sido mejorar los perfiles aplicando los principios de la biodinámica, para lo que no duda en inspirarse en las formas suaves y curvilíneas de animales y plantas.
La respuesta de Toyota: el estilo Super Round
Luigi Colani nunca trabajó con Toyota, sin embargo compartía este espíritu oriental y esta mirada retrospectiva y vanguardista. Sin embargo, el fabricante japonés lleva años trabajando con los principios de la biomimética, que busca imitar el comportamiento de la naturaleza para resolver problemas de diseño.
El resultado es el Toyota Sera de 1990, que, además de un llamativo techo de cristal, tiene puertas con un revolucionario diseño de "gaviota" (algunos dicen que de mariposa). Estas puertas imitaban el batir de las alas y permitían abrirlas sin mucho esfuerzo ni espacio lateral, y servirían de inspiración para el McLaren F1.
El biodiseño, aún con nosotros
La mayoría de los expertos coinciden en que 1996 fue la fecha del fin del biodiseño en el diseño de automóviles. Los salones del automóvil de ese año mostraron un nuevo modelo que aún conservaba las curvas, pero añadía líneas y perfiles más angulosos y agresivos.
¿Significa esto que el biodiseño automovilístico ha muerto? En absoluto. Podemos verlo de alguna forma en distintas versiones del Toyota Prius, en sus contornos en forma de lágrima o en elementos del interior como la característica palanca de cambios azul. Ahora está de vuelta, y con un nuevo enfoque en el uso de la biotecnología para una industria más sostenible.