Llegar a ser el número uno es muy difícil en cualquier campo. El Toyota Corolla ha sido el coche más vendido del mundo durante varios años, pero el pasado mes de julio alcanzó la marca de 50 millones de unidades vendidas, algo que no ha conseguido ningún otro modelo.
Toyota lanzó el modelo en 1966 para desarrollar la industria automovilística en Japón. Su concepto era el de un coche práctico y asequible que no destacara en nada pero sí en todos los aspectos. El objetivo era lograr un modelo equilibrado y lo consiguió, convirtiéndose desde el principio en un referente en términos de fiabilidad y relación calidad-precio.
La fórmula del modelo se ha reproducido, evolucionando continuamente, a lo largo de 12 generaciones y 55 años, uno de los periodos más largos de producción ininterrumpida en la industria del automóvil.
Durante más de medio siglo, las ventas no han dejado de aumentar, alcanzando los 22 millones de unidades en 1997, cifra que le valió el título de coche más vendido del mundo en aquel momento, y llegando a los 44 millones en 2016, en su 50 aniversario. En los últimos seis años, a pesar de que la producción se ralentizó debido a Covid-19, sumó los seis millones que le faltaban para alcanzar el medio centenar.
En la historia del Corolla, hay que recordar que, en España, tuvo un parón de 12 años. En el período comprendido entre los años 2006 y 2018 abandonó su denominación tradicional para convertirse en el Auris, situación que cambió con la llegada de la duodécima generación.
Actualmente se vende desde 29.600 euros y cuenta con la gama más amplia que ha ofrecido nunca, ya que a las habituales carrocerías de cinco puertas y familiar se suma una tercera, una berlina, y el abanico de versiones incluye incluso una deportiva prestacional (GR Sport) y una variante campera (Trek).
En la lista de coches más vendidos de la historia, le siguen el Ford F-Series, el pick-up más popular en EE.UU.; el Volkswagen Golf, ya en su octava generación; el Volkswagen Beetle, sobre todo gracias al éxito del modelo original; y el Ford Escort, que cimentó su nombre gracias a su asequibilidad y a sus logros en el mundo de los rallies.