Una de las tendencias de moda más extrañas e inesperadas del momento es el volante cuadrado, también conocido como volante "yugo". Marcas como Tesla, BMW, Toyota o Lexus ya utilizan este peculiar diseño para concebir los volantes de sus coches, y sus mayores detractores buscan venganza y arremeten en estos momentos contra la compañía de Elon Musk por considerarla la creadora de su diseño. ¿La verdad? Que el volante "collarín" fue imaginado hace tiempo y lo ignoramos por completo, pensando que nunca aparecería, pero el BMW Z22, un prototipo de la firma bávara, lo adelantó junto a varias tecnologías que hoy introduce el iX.
Hablamos de un auténtico laboratorio sobre ruedas que se presentó en 1999 en un intento de demostrar soluciones que parecían más propias de una película de ciencia ficción que de un coche del futuro. Por aquel entonces, el gran público ignoró la naturaleza de alta tecnología del Z22, creyendo que el controvertido volante cuadrado se quedaría en un esbozo. Qué equivocados estaban.
Si bien es cierto que el sucesor por excelencia del Z22, el BMW iX, no tiene un volante "corpulento" pero cuadrado, muchos de sus logros son evidentes no sólo en el SUV eléctrico, sino en varios coches de la competencia que también aspiran a ser referentes tecnológicos en el futuro.
Pero el volante del Z22 no es el único elemento innovador que permite otras fórmulas para convertirlo en un coche que es todo confort. Seamos claros, el BMW Z22 no era un bonito prototipo con esa típica forma que combina los rasgos de una berlina y un familiar, por ejemplo; pero eso no importaba a los ingenieros, ya que querían que fuera un coche práctico, con un alto grado de confort y eficiencia.
Esto se reflejaba en su espacio interior, que se consiguió situando los ejes en los puntos extremos y ofreciendo la misma distancia entre ejes que el Serie 7 de la época, pero con las dimensiones exteriores del Serie 3. A esto hay que añadir tecnologías como el acceso y el arranque por huella dactilar, que pretenden enfatizar el confort y convertir al Z22 en un coche halo que daría lugar a los coches que manejamos hoy en día.
Donde no brillaba tanto en cuanto a tecnología era en la parte mecánica, que contaba con un motor de cuatro cilindros y 136 CV, controlado mediante una caja de cambios CVT. Pero lo que no era tan sencillo era el chasis y la carrocería, fabricados en aluminio y fibra de carbono, materiales que lo hacían especialmente ligero y que servirían de punto de partida para el BMW i3. Todo ello permitió al Z22 registrar un consumo medio de combustible de sólo 6 litros.