Todo aficionado a los coches conoce la frase más famosa del fundador de Lotus, Colin Chapman: "Quítame una libra antes de darme un caballo". El británico siempre prefirió que sus coches, tanto de carretera como de carreras, fueran más ligeros que potentes.
Es la filosofía opuesta a lo que en España se conoce como "caballo grande, ande o no ande". Los coches americanos ilustran a la perfección esta filosofía, mientras que los Lotus se sitúan en el polo opuesto, ofreciendo prestaciones de primera clase con motores poco potentes y un peso pluma.
Pero, ¿hasta qué punto es importante el peso? Y no hablamos sólo de prestaciones, sino también de seguridad, ya que la masa del coche es un factor determinante cuando se trata de esta última.
Propensión a engordar
Es un hecho que el peso es un factor importante a la hora de diseñar un coche. Los fabricantes siempre han tenido en cuenta este factor, especialmente con los modelos deportivos, que tradicionalmente buscan la ligereza para garantizar el mejor rendimiento posible.
En los últimos años, sin embargo, esta cuestión parece haberse olvidado. Es cierto que los coches son más cómodos, rápidos, seguros y están mejor equipados, pero también son más grandes y pesados que nunca.
Este aumento de tamaño, potencia y equipamiento se traduce inevitablemente en más peso. Esto se aplica a todos los coches, pero es especialmente grave en los eléctricos por el peso de sus baterías, como se ha demostrado más de una vez.
Las cifras son claras: todos los coches eléctricos son más pesados que sus equivalentes con motor de combustión interna. A veces, la diferencia es tan grande que la fuerza de impacto que se ejercería en un accidente es mucho mayor.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que sólo estamos hablando de la fuerza de impacto y no de lo seguro que es cada coche, ya que esto viene determinado no sólo por su peso, sino también por su seguridad activa y pasiva, así como por su diseño, estructura y materiales con los que está fabricado.
Tampoco debemos olvidar la potencia. De hecho, tanto técnicos de la NTSB como otros han mencionado lo potentes que suelen ser los coches eléctricos y el impulso que pueden generar con su capacidad de aceleración.
Tomando los dos ejemplos de vehículos más pesados del mercado, el Hummer H1 tiene 300 CV y el Hummer EV puede tener hasta 1.000 CV, mientras que el Ford F-150 se vende normalmente con un motor 3.5 V6 EcoBoost con 400 CV y el Ford F-150 Lightning se vende con hasta 563 CV.
Así que está claro que atropellar a un peatón o ciclista con un Hummer EV puede ser mucho más grave o mortal que con un vehículo más pequeño y ligero, incluso que con un Hummer H1.