Tienes que ir a trabajar por la mañana y el coche no arranca. Es un hecho desafortunado pero no infrecuente que casi siempre se debe a la batería. Además, es un componente clave del funcionamiento general del coche.
Las estadísticas hablan por sí solas, y uno de los fallos más comunes que requieren asistencia es el de la batería. Se trata de un dispositivo que sirve para almacenar la energía eléctrica necesaria para muchas de las funciones del vehículo, desde el arranque del motor hasta la iluminación o el aire acondicionado.
El principal enemigo de la batería son las bajas temperaturas. El efecto del frío resta mucha energía al motor de arranque; con una batería poco cargada o débil, esto puede inutilizarla en pocas horas.
Cómo afecta el frío a la batería
La vida útil de una batería es limitada y suele durar entre cuatro y cinco años de media. Siempre que se mantenga adecuadamente y en función del uso que se haga del vehículo.
Así, un coche que se utilice principalmente para trayectos urbanos cortos con frecuentes arranques del motor sufrirá más daños en la batería. El problema se agrava en climas fríos o excesivamente calurosos. Las temperaturas extremas aceleran el deterioro de este importante elemento mecánico y provocan daños más graves cuando se acerca el final de su vida útil.
Para evitar el problema en el momento más inoportuno, hay algunos síntomas que delatan que la batería está cerca de agotarse. Muchos coches tienen una luz de advertencia en el salpicadero: cuando permanece encendida después de arrancar el motor, algo va mal en la batería o en el alternador que produce electricidad.
La dificultad para arrancar el motor o el mal funcionamiento de los sistemas eléctricos del coche, como el limpiaparabrisas, el claxon o el aire acondicionado, también pueden indicar que la batería se está agotando.
Evita los trayectos muy cortos
Al abrir el capó, puedes encontrar signos de fatiga de la batería. Hay signos claros, como el olor a ácido sulfúrico o depósitos blanquecinos en la superficie de la carcasa de la batería.
Cuando una batería llega al final de su vida útil, es inevitable sustituirla por una nueva. Por ello, es aconsejable acudir a un mecánico tras un fallo para comprobar si se trata de una descarga puntual o si es necesario sustituirla.
Además, el propietario puede tomar ciertas precauciones para prolongar la vida útil de la batería, en lugar de limitarse a esperar a los primeros signos de fatiga para sustituirla. Para mantener la batería en buen estado, se recomienda no dejar el vehículo al ralentí durante largos periodos de tiempo para mantener un nivel mínimo de carga y evitar que se descargue por completo.
Y como se ha mencionado anteriormente, es aconsejable evitar los trayectos excesivamente cortos en ciudad. Esta práctica también ayuda a reducir drásticamente el consumo de combustible y, por tanto, las emisiones contaminantes.
Y para proteger la batería de las bajadas bruscas de temperatura que pueden provocar su envejecimiento prematuro, es aconsejable aparcar el vehículo en un garaje cerrado y protegido de la intemperie invernal.