Baterías y medio ambiente: impacto y gestión de residuos de las baterías de automoción

 

El coche eléctrico se presenta como una alternativa sostenible a los coches de gasolina y diésel, pero la cadena de producción de este tipo de vehículos implica un proceso altamente contaminante: la fabricación de baterías. Sólo si se supera esta trampa será posible hablar de los coches eléctricos como una alternativa realmente sostenible.

POR QUÉ LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS CONTAMINAN EL MEDIO AMBIENTE

Según un estudio realizado por Volvo, la producción de vehículos eléctricos genera actualmente un 70% más de emisiones de CO2 a la atmósfera que la producción de vehículos de combustión interna. Dentro del proceso, la etapa más contaminante es la producción de la batería, y el nivel de emisiones depende directamente de la fuente de energía utilizada en el proceso. En Corea, por ejemplo, para producir un coche eléctrico se utiliza carbón, energía nuclear y gas.

Por otro lado, la correcta gestión de las baterías al final de su vida útil supone un riesgo para el medio ambiente: están compuestas de materias primas contaminantes como el cobalto, el níquel y el litio, que, si no se gestionan de forma específica, suponen una grave amenaza para el medio ambiente. Según un estudio de Greenpeace, entre 2021 y 2030, 12,85 millones de toneladas de baterías de coches eléctricos llegarán al final de su vida útil. Además, el aumento de las ventas de vehículos eléctricos requerirá nuevos materiales para satisfacer la demanda. El dilema medioambiental está a punto de hacerse realidad.

CÓMO REDUCIR EL IMPACTO MEDIOAMBIENTAL

En lo que respecta a la fabricación de vehículos, las oportunidades para mejorar la sostenibilidad son enormes. El primer paso lógico sería recurrir a energías limpias, que pueden reducir las emisiones de CO2 hasta en un 60%.

Por otro lado, la correcta gestión de los residuos de los vehículos eléctricos (baterías) es un paso obligatorio. Según la Comisión Europea, cada año se generan 1,9 millones de toneladas de residuos procedentes de las baterías al final de su vida útil, por lo que un reciclaje adecuado es sin duda esencial.

Actualmente existen en Europa casi 20 plantas de reciclaje de baterías de plomo-ácido, que permiten extraer los materiales más valiosos, como cobalto, níquel y cobre. Se espera que el número aumente hasta 30 en 2030, y que la capacidad de producción de cada planta se multiplique por muchas veces.

Todo este desarrollo del sector del reciclado de baterías ha dado lugar recientemente a un gran avance: el reciclado de baterías de litio. En la UE, la unión de dos grandes empresas, Neometals y SMS Group, ha permitido desarrollar un proceso específico para el reciclaje de baterías de litio: Primobius. Gracias a su planta inaugurada este año en Alemania, el reciclado de baterías de litio se está convirtiendo por fin en una realidad.

 

 

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