La mayoría de marcas de coche apuestan por fabricar coches eléctricos. Con la prohibición de la venta de coches de combustión, por parte de la Unión Europea, a partir de 2035, veremos como la electrificación de los coches va a ir en aumento.
Tanto si usas coche de combustión, como eléctrico o hibrido, necesitarás un seguro obligatorio para poder circular. No obstante, hay varias diferencias a tener en cuenta entre este tipo de coches.
1. Mecánica
La principal diferencia entre un coche eléctrico y uno de combustión es, evidentemente, que el eléctrico consigue la energía de la electricidad para mover sus ruedas, una electricidad que se almacena en la batería y que hace girar uno o varios motores eléctricos. El coche de combustión, en cambio, consigue la energía a través de la explosión de combustible que hace mover los pistones del motor.
El motor de un coche eléctrico es más sencillo que uno de combustión y eso le da más ventajas. El coche eléctrico, al tener menos componentes, requiere de un menor mantenimiento y es un más difícil que sufra una avería.
Los principales elementos que tiene un coche eléctrico son: un cargador embarcado, una batería que almacena la energía, un inversor que convierte la corriente continua en alterna, el motor eléctrico y un reductor. Mientras que el coche de combustión cuenta con embrague, caja de cambios, inyectores, bujías, bobinas, calentadores y muchos más elementos complejos que lo llevan a averiarse más a menudo.
2. Mantenimiento y averías
El mantenimiento de un coche eléctrico es más sencillo y se puede realizar en casi cualquier taller, sin embargo, si el coche eléctrico ha sufrido una avería, serán necesarios unos conocimientos específicos sobre el sistema eléctrico de alto voltaje que no te podrán hacer en cualquier taller.
3. Espacio
Un coche eléctrico del mismo tamaño que uno de combustión tendrá más espacio en su interior. Como los coches eléctricos no requieren de un motor más complejo y voluminoso, actualmente se diseñan con la intención de ganar espacio en su interior.
4. Recarga eléctrica y repostaje de combustible
Aquí el coche eléctrico sale perdiendo, porque mientras en el coche de combustión se llena el depósito en pocos minutos, el eléctrico tarda bastante más o mucho más dependiendo del tipo de carga.
Para una carga rápida en corriente continua es necesario un punto de recarga específico. La batería estará cargada en una hora, pero el coste es muy alto.
La carga mediante Wallbox puede ser desde casa o en un punto público. Permite recargar el coche en unas 6 u 8 horas a un coste bajo. Es altamente recomendable tener un Wallbox en el garaje de casa para recargar el coche durante la noche.
La carga alterna usando el enchufe convencional es una opción extremadamente lenta, aunque también es barata.
5. Conducción
En general, un coche eléctrico tiene una conducción más suave y es más silencioso. Sin embargo, los coches de combustión alcanzan velocidades máximas más altas que los eléctricos. Estos acostumbran a llegar solo a los 180 km/h.
Cabe destacar que en los coches eléctricos hay que acostumbrarse a la retención que se experimenta cuando se levanta el pie del acelerador, ya que, hace frenar el coche considerablemente.