Hasta hace poco, los sensores de radar montados en los vehículos y las cámaras en miniatura se centraban sobre todo en la tarea relativamente sencilla de controlar la posición y la velocidad de los objetos sólidos de gran tamaño que se encontraban delante de un vehículo (es decir, otros coches y camiones). Ahora, los fabricantes de automóviles ofrecen sistemas de detección de peatones y ciclistas y de evasión de colisiones diseñados para detectar objetos móviles mucho más pequeños -y más complejos- en la trayectoria de un coche, avisando al conductor y aplicando los frenos si es necesario. ¿Pero cómo funcionan estos sistemas?
Volvo estrenó el sistema de detección de ciclistas en 2013
El sistema de detección de peatones y ciclistas de Volvo, que debutó en 2013, utiliza una unidad de radar integrada en la parrilla del coche, así como una cámara digital incrustada en el espejo retrovisor interior, para controlar un campo de visión de varios metros por delante del coche. Los datos de ambos sistemas se envían a una unidad de control central que puede distinguir y clasificar los objetos en movimiento, utilizando su tamaño y velocidad en relación con el propio coche para distinguirlos. El radar y la cámara pueden seguir los movimientos de los peatones y los ciclistas utilizando sus trayectorias previstas y, si el riesgo de colisión es inminente, el sistema puede emitir una alarma sonora y aplicar automáticamente los frenos.
El radar y la cámara desempeñan papeles diferentes, pero ambos deben confirmar el objeto para que el sistema actúe: El radar detecta los objetos y rastrea la distancia del vehículo a ellos, teniendo en cuenta la velocidad del mismo, mientras que la cámara de alta resolución determina el tipo de objeto en función de su patrón de movimiento, altura y tamaño.
Detección de ciclistas
Para ayudar a detectar a un ciclista, el sistema tiene que recibir información clara sobre los contornos del cuerpo del ciclista y de la bicicleta. Tiene que ser capaz de detectar claramente la bicicleta, la cabeza, los brazos, los hombros, las piernas y la parte superior e inferior del cuerpo del ciclista, junto con el patrón de movimiento de la persona al pedalear.
Lo más importante es que el software de procesamiento de imágenes y radares puede detectar a los ciclistas que se mueven a lo largo y por delante del coche en el lateral de la carretera o en carriles para bicicletas especialmente señalizados, y no aplicar los frenos a menos que un ciclista entre en la trayectoria del coche. Esta distinción es importante: en las zonas urbanas, los ciclistas circulan a menudo junto a los vehículos, pero los sistemas de radar anteriores y menos sofisticados, que sólo reaccionaban ante los objetos grandes, no podían detectar los obstáculos más pequeños ni reaccionar si entraban en la trayectoria del coche.
A pesar de los avances, sigue habiendo limitaciones: El radar y la cámara están orientados hacia delante, por lo que no pueden detectar a los ciclistas que circulan directamente al lado o detrás del vehículo (en la mayoría de los casos, el sistema de aviso de ángulo muerto se encarga de ello), y la propia bicicleta tiene que ser de tamaño adulto y contar con un reflector trasero. Si no se cumplen estos requisitos, el sistema seguirá rastreando al ciclista y reaccionará como si fuera un peatón. Otra limitación es la dificultad para identificar uno u otro obstáculo con poca luz o de noche.
Debido a estas limitaciones, la evolución de estos sistemas está derivando en el seguimiento de objetos por láser LIDAR de estado sólido.