Ya tengas un coche automático o uno de cambio manual, el embrague es un componente fundamental. No obstante, es en este último caso cuando cuidarlo depende de nuestro tipo de conducción y del uso que le demos al vehículo. Una mala praxis puede echar a perder una pieza destinada a durar bastante tiempo y que no es barata de reparar precisamente. Para que puedas alargar al máximo la vida útil de esta pieza, te vamos a explicar cómo cuidar bien el embrague.
Cómo cambiar bien de marcha
El cambio de marcha es uno de los momentos críticos del embrague. La diferencia entre hacerlo bien o mal radica en pisar el pedal al máximo.
En este caso, además de nuestros hábitos de conducción influye la posición en la que nos colocamos al conducir. Retrasar el asiento demasiado puede ser un motivo por el que no alcancemos a pisar el pedal hasta hacer tope, dando lugar a fricciones y cambios bruscos que pueden terminar en una avería.
Antes de arrancar, sitúate en tu posición normal de conducción y prueba a pisar el pedal de embrague. Si no eres capaz de alcanzar el final, tendrás que situar el asiento más adelante.
Conduce con suavidad
Intenta no soltar el pedal del embrague de forma brusca a la hora de cambiar de marcha y acompaña el movimiento del vehículo con el pie. Si el coche hace algún movimiento extraño, significa que estás soltando demasiado rápido.
Coordina el pie con el movimiento de tu brazo
Primero presiona el embrague al máximo y entonces podrás cambiar de marcha perfectamente. Una vez metida la marcha podrás soltar el pedal. Esto, que parece tan sencillo, no lo es en muchos casos y no son pocos los que mueven la palanca de cambios cuando todavía falta un poco de pedal por presionar.
Controla cuando usas el embrague
Mucha gente pisa el embrague a fondo cuando para en un semáforo o desciende una pendiente. Esto contribuye a su desgaste y el resultado es el mismo que si pusiesen el punto muerto. No seas perezoso y juega con los pedales todo lo que sea necesario.
El arranque perfecto
Intenta tratar con suavidad el embrague a la hora de arrancar. Recuerda que para retomar la marcha hay que soltar poco a poco el embrague mientras se acelera lo justo, sin alcanzar las 1.500 revoluciones por minuto.
A la hora de aparcar intenta no hacerlo en una pendiente y mientras conduces, apoya el pie en reposapiés, ya que dejarlo sobre el pedal del embrague puede contribuir a su desgaste.