Solemos estar muy pendientes del desgaste de las pastillas de freno y lo utilizamos como indicador para saber cuándo debemos cambiar los frenos. Pero no le prestamos tanta atención a los discos. Es más, todavía hay muchas personas que piensan que los discos de freno no se desgastan, es un error, y hay que tenerlo en cuenta para que el sistema de frenos funcione a la perfección. ¿Pero cuál es el espesor mínimo que debe tener el disco de freno? ¿Cómo se mide?
Grosor mínimo del disco de freno
El grosor mínimo que debe tener un disco de freno para su correcto funcionamiento depende del modelo. Cada disco de freno tiene inscritas unas cifras que, entre otras cosas, indican cuánto puede llegar a adelgazar. De este modo, solamente con echar un vistazo a tus discos de freno sabrás la medida que deben tener.
Estas letras están impresas en el borde, en el centro o en alguna otra parte visible y, para localizar cuál de todas las cifras es la que indica el grosor mínimo del disco de freno, tendremos que fijarnos en el número que vaya precedido de las siglas MIN TH (Minimum Thickness).
Cómo medir el grosor del disco de freno
En internet encontraremos un sinfín de trucos con los que medir el grosor. Puede que utilizar el canto de una moneda para compararlo nos pueda ayudar a tener una idea, pero lo más fiable siempre será utilizar un calibre.
El grosor debe medirse con esta herramienta en cuatro puntos diferentes y, la medida más baja será la que mande sobre las demás. Una vez realizada la medición habrá que comparar el resultado con los milímetros que indica la sigla MIN TH. Si la medida del calibre es menor que la indicada en el disco, es necesario que sea sustituido inmediatamente.
¿Qué supone una disminución del grosor del disco?
Aunque pueda parecer que el freno funciona sin problemas, el hecho de que el grosor del disco se vea reducido hará que su capacidad de dispersar el calor y su resistencia magnética disminuyan, lo que puede derivar en problemas como la formación de grietas en la banda de frenado, la deformación del disco o el aumento del recorrido del pedal.
Todo esto puede conllevar una disminución de la capacidad de frenada debido al aumento de la temperatura del freno, que hará que todo el sistema se recaliente, provocando que el freno no funcione aunque lo pisemos a fondo.