Poco a poco vamos viendo como las marcas se están comprometiendo a dejar de fabricar autos de combustión y a centrar sus recursos en la investigación, desarrollo y comercialización de vehículos eléctricos. ¿Todas las marcas? No, todavía hay quien se resiste al cambio y está explorando otras vías para lograr fabricar autos propulsados por motores de combustión que generen menos emisiones. Este es el caso de la conocida empresa Islandesa de superdeportivos Koenigsegg, que ha anunciado que está buscando una solución al problema del combustible en el interior de los volcanes.
Vulcanol, el combustible con el nombre más chulo de la historia
Hace poco, en una entrevista, el fundador de la compañía mencionaba los volcanes como una fuente renovable de energía limpia. Al parecer, en Islandia es común aprovechar el el CO2 emitido por los volcanes semiactivos para convertirlo en metanol, una sustancia que se utiliza para alimentar fábricas e incluso barcos. Con la experiencia que se ha tenido hasta ahora en estos medios de transporte marítimo han comprobado que el metanol es un combustible neutro a la hora de emitir gases contaminantes.
Viaje al centro de la tierra
El proceso para conseguirlo es capturando el dióxido de carbono fósil que los volcanes generan a través de un proceso de hidrólisis, este Vulcanol, producido por la actividad geotérmica se convierte en hidrógeno, del que se obtiene el metanol.
El metanol produce un 70% menos de emisiones que la gasolina a la hora de producirlo, y un 90% menos a la hora de utilizarlo, por lo que los beneficios medioambientales están claros. De hecho, el superdeportivo híbrido enchufable lanzado en marzo del año pasado, el Koenigsegg Gemera, ya es capaz de funcionar con Vulcanol para alimentar a sus 1.724 CV de potencia.
Las ventajas del Vulcanol no se encuentran solamente en su limpia combustión, también las encontramos en su composición. Al tratarse de un combustible completamente sintético no podemos encontrar partículas residuales del petróleo, como el azufre.
Quien sabe si no es el final de los motores de combustión. Quizá en un futuro no haya que cambiar el motor de nuestro coche, sino el contenido de los surtidores.