Una de las protagonistas del habitáculo de todos los autos es, indudablemente, la tapicería. Cubre los asientos y enmoqueta el suelo en la zona de los pasajeros y del maletero. Es por eso que mantenerla limpia significa prevenir en gran medida malos olores y, lo que es peor, malas impresiones. Tenla siempre a punto con estos consejos.
1. Limpieza superficial
Antes de centrarte en esa mancha que te está amargando la existencia, limpia de manera general todas las partes de la tapicería. Si eres de los que suele tener la limpieza de tu auto al día, este tipo de limpieza será suficiente la mayoría de ocasiones.
En un principio, debería de bastarte con un aspirador para limpiar la zona superficial de polvo, tierra, vegetación y cualquier cosa que se haya podido colar cuando has abierto la puerta para entrar y salir o que haya llegado pegada en la suela de tus zapatos.
Empieza de arriba hacia abajo, de los asientos al suelo, ya que si lo haces al revés puede que cuando quieras limpiar la zona de los asientos, caiga suciedad al suelo y sea igual que no hacer nada. Limpia las alfombrillas SIEMPRE fuera del coche.
2. Esponja, agua y jabón
Tras aspirarlo todo bien, toca el turno de ponerse serios. Podrás encontrar en el mercado una gran variedad de jabones limpiadores para tapicería de automóvil. A la hora de utilizar estos productos debes poner especial cuidado en frotar de forma enérgica para que se vaya la mancha, pero con sumo cuidado de no degradar el tejido. Nadie dijo que fuese fácil.
3. Espuma seca para manchas resistentes
A la hora de enfrentarte a una mancha difícil que no se va con el jabón y la esponja, puedes utilizar un quitamanchas en seco. Suelen venir en forma de spray de espuma y se aplica directamente sobre la mancha. Para rematar, es recomendable dar una pasada con una aspiradora de líquidos y terminar la faena con una bayeta atrapapolvo.
En el caso de que la tapicería de tu auto sea de cuero, lo mejor que puedes hacer para terminar por todo lo alto es aplicar crema que nutra y proteja la tapicería del polvo y la exposición directa del sol.