Muchas son las buenas intenciones de las empresas de automoción al vendernos un coche eléctrico. No obstante, también sabemos que sus productos no solo se subordinan a los ritmos de la sociedad, cada vez más concienciada con el consumo responsable y ecológico. Su principal fin en el desarrollo de este tipo de vehículos, como es lógico, es la venta.
Por suerte, las restricciones gubernamentales, la competitividad con nuevos modelos y las exigencias de un comprador cada vez más informado y responsable influyen de forma positiva en la calidad dentro de este nuevo sector.
Nos encontramos en un momento único dentro de la evolución de la industria en la que el consumo de energías limpias y renovables comienza a jugar un papel central. Sin embargo, ya que no todos somos expertos en el tema, las opiniones que se vierten constantemente en la red pueden llegar a confundirnos más de lo que nos pueden ayudar.
Cuidado del medio ambiente y la salud
La creciente concienciación de la sociedad sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente viene de lejos. No obstante, fue la Agenda 2030 de la ONU, con la intención de aprovechar al máximo los recursos naturales y en aras de una mejor calidad de vida, la que dio origen al boom de los vehículos eléctricos.
Además, el uso de un coche de este tipo no solo es amigable con el entorno, sino también con la salud de la persona que lo conduce y sus acompañantes, toda vez que evita la emisión de gases corrosivos producto de la combustión en los motores tradicionales.
Centros de carga para la batería
La autonomía de este tipo de vehículos, que en gran medida depende de los tiempos de carga de las baterías, sigue siendo uno de los puntos decisivos ante la compra de un coche eléctrico.
Cada vez son más las instalaciones que ofrecen centros públicos de recarga para este tipo de vehículos. Supermercados, plazas, hoteles, distribuidoras de automóviles y grandes foros están comenzando a incluir este servicio entre sus beneficios.
Así que es importante para los posibles compradores tener bien ubicados los centros de carga y de qué tipo son, a qué distancia están en caso de emergencia y si existirá alguna condición o costo por utilizarlos.
¿Y los costes?
El precio de un coche eléctrico todavía se sitúa por encima del de un automóvil con motor a combustión. Pero no es menos cierto que el parque vehicular cada vez tiene más ejemplares de este tipo de motorizaciones y que la regresión en la venta de vehículos con motores tradicionales es inevitable.
Por este motivo, y debido también al aumento de la oferta, los precios cada vez se equiparan más y comienzan a ser más que competitivos. Además, hay que considerar las amplias posibilidades de crédito que dan las empresas para incentivar la compra de estos coches y hasta los subsidios que algunos gobiernos llegan a ofrecer en pos de favorecer el uso de energías renovables, como propone uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
A esto hay que agregar que un auto donde no hay el mismo desgaste, ni aditivos, ni filtros, ni aceite, ni embrague, ni piezas que revisar, los gastos de mantenimiento mecánico son prácticamente nulos. Sin olvidar el gran ahorro en posibles multas o gastos de emergencia por cumplir normativas que se quedan atrás con un automóvil de este tipo.
Tiempos de carga
Relacionado tanto con el dinero como con el entorno, cabe mencionar aquí la posibilidad de comprar e instalar un centro de carga para el hogar. Es lo más común hoy en día, donde el usuario puede satisfacer sus necesidades organizando su tiempo como mejor le convenga.
Sabiendo de antemano cuánto tiempo necesita un coche para funcionar, incluso si no se tiene un centro de carga propio, se pueden optimizar los tiempos de carga realizando el proceso cuando el coche no se encuentra en uso (durante la noche, por ejemplo).
Autonomía
Como se ha comentado anteriormente, otro punto a considerar es la autonomía. Pero no solo en lo que refiere a la carga.
La autonomía económica es uno de los grandes puntos a favor del coche eléctrico. Los conductores ya no tienen que preocuparse del precio internacional de la gasolina o del alza de costos y reformas. La carga de batería de su coche dependerá, en última instancia, del precio de la luz, y desde luego supone un ahorro importante.
Además, si se dispone de un centro de carga propio, el usuario de un vehículo eléctrico no tendrá por qué acudir a una gasolinera, ni hacer colas, ni lidiar con administradores de ningún tipo como ocurre al repostar combustible.
La principal desventaja es que, al contar unicamente con un vehículo eléctrico en casa, puede hacerse necesario el alquiler de otro coche para las escapadas o vacaciones, pues aún es difícil gestionar la carga en viajes de larga distancia.
A pesar de los inconvenientes, la adquisición de un coche eléctrico comienza a ser una muy buena opción, especialmente para su uso en ciudad. Dependerá de la situación del comprador y de sus necesidades, pero la inversión, justamente por enmarcarse en una cultura emergente de consumo responsable, comienza a tener cada vez más sentido.