Desde hace unos años ha ido incrementando el número de vehículos autónomos, ya una gran realidad en las calles de las grandes ciudades. En la actualidad podemos tener en nuestras manos sistemas de conducción autónoma en una amplia gama de vehículos.
Son muchos los fabricantes de coches, de componentes y tecnológicas que están a favor de este tipo de vehículos, cabe destacar que empresas como Waymo, Apple, Uber y Tesla ya han recorrido millones de Kilómetros.
Los modelos y prototipos actuales cuentan con un avanzado sistema. Formado por cámaras de video estéreo, láseres-escáner y radares que forman un escudo alrededor del vehículo, creando diferentes capas de seguridad, que se complementan entre sí para cubrir cualquier error de alguno de los dispositivos. Así, las cámaras recogen las imágenes en 360º alrededor del coche, incluidas señales, semáforos, líneas del piso, etc Los escáneres detectan objetos, animales y personas en distancias cortas y medias dándoles forma para poder identificarlos. También cuentan con sistemas que pueden incluso detectar condiciones meteorológicas extremas y negarse a circular si intuye peligro potencial o percibe degradación del pavimento. Puede adaptarse sobre la marcha a una carretera con señalizaciones provisionales o con servicios de emergencia trabajando.
No obstante, los graves problemas que han observado en este tipo de vehículos, que han llegado incluso a provocar un atropello mortal, han despertado esa incertidumbre de si son realmente seguros para los ciudadanos. En los informes facilitados por las compañías de los accidentes en Estados Unidos se puede analizar que son fallos en el sistema muy ocasionales por descuidos del factor humano. No obstante, hay que esperar que más resultados se observan en otros informes más detallados.
Pese a lo sucedido en los dos accidentes, las encuestas recientes revelan que ha aumentado el nivel de confianza en el piloto automático de un 36% a un 50%, reduciendo así el nivel de desconfianza. Esto se debe a la disposición de los nuevos datos de prueba de pilotaje, en los que se muestra que las opciones autónomas apenas han sufrido dificultades desde que se han estandarizado en el mercado.
Es posible que los sistemas de conducción autónoma acaben con algunos puestos de trabajo, pero se verá considerablemente reducido el número de víctimas en accidentes por cansancio, borrachera o cálculo erróneo de la distancia de frenada. Quizás, la solución, sea que el clásico conductor pase a ser un operador vigilante de que cámaras y los sensores funcionan correctamente.
Niveles que miden la capacidad de conducción autónoma de un vehículo
Son los siguientes:
Nivel 0: el coche no tiene ningún sistema que le permita asumir el control, y sólo cuenta con sistemas que le permiten emitir alguna advertencia.
Nivel 1: en este nivel los coches incluyen sistemas como el de mantener el coche en el carril o el sistema de control de crucero.
Nivel 2: vehículos semiautónomos. El conductor debe permanecer en alerta por si en algún momento hace falta su intervención, porque el vehículo podría no responder adecuadamente. Además, es obligatorio que el sistema se desactive cuando el conductor tome los mandos.
Nivel 3: los vehículos incluidos en este apartado pueden circular de forma autónoma en entornos controlados como autopistas.
Nivel 4: los coches autónomos pueden circular sin supervisión del conductor en áreas acotadas, en las que el coche tenga suficiente información para no depender del conductor.
Nivel 5: la conducción autónoma es completa. El coche puede circular por cualquier carretera o ciudad siempre y cuando se haya legalizado la conducción autónoma, que en este nivel implica que el vehículo es capaz de reaccionar ante cualquier imprevisto por sí solo.
Se estima que, entre los años 2030 y 2040, la cuota de mercado coches autónomos se situará en torno al 25% del total.