Los conductores noveles salen de la autoescuela con las normas aprendidas más recientemente (y, por tanto, mucho más frescas) pero también con algunas dudas. Tras los nervios del examen (o exámenes), el hecho de enfrentarse a la carretera completamente solos genera estrés, miedos e inseguridad al principio. Después, con la práctica se van dominando… se supone.
Porque muchas veces los conductores veteranos olvidan la teoría confiando en que dominan la práctica a la perfección y, sin saberlo, hagan algunas cosas peor que los novatos. Estos son algunos de los conceptos de conducción (y conservación de un vehículo) que más hacen dudar a los conductores noveles y que los expertos, se supone, controlan.
Realizar un adelantamiento
Una maniobra que provoca muchos accidentes al no recordar bien cómo se realiza. Se debe hacer el adelantamiento desde una distancia que nos permita ganar velocidad (no perderla). Cuando estemos casi pegados (y seguros de que podemos hacerlo), debemos señalar con el intermitente e invadir el carril contrario, quitando el intermitente mientras dure el adelantamiento (algo que muchos no recuerdan). Cuando hayamos rebasado al vehículo en cuestión, pondremos de nuevo el intermitente para regresar a nuestro carril.
También hay que llevar cuidado con ciertos aspectos. No hay que pegarse demasiado al vehículo precedente, ya que está prohibido por el código de circulación. Si no vemos señales verticales que impidan esta maniobra, hay que recordar las situaciones en las que está prohibido por norma (cuando hay línea continua en la vía o cuando hay intersecciones en las que no tenemos prioridad). Además, si el vehículo al que queremos rebasar circula a la velocidad máxima permitida, está prohibido adelantarlo.
Conducir de noche
En la conducción nocturna, tanto novatos como veteranos saben que hay que encender las luces para ver y ser vistos, pero ¿cuáles? Hay quienes hacen “trampa” y mantienen únicamente el alumbrado de día que incorporan los coches actualmente, como si sustituyera a las luces de cruce. No vale circular con estas luces sólo: entre la puesta y la salida del sol es obligatorio llevar las luces de posición y cruce.
Al circular a más de 40 km/h en vías insuficientemente iluminadas y siempre que no deslumbremos a nadie, es obligatorio encender las luces de carretera (comúnmente conocidas como largas). ¿Qué pasa si alguien nos deslumbra? En ese caso debemos reducir la velocidad en función del deslumbramiento (llegando incluso a detenernos si fuese necesario) ya que es más peligroso seguir conduciendo a ciegas.
Conducir con mal tiempo
¿Cómo se debe conducir cuando hay alguna situación climatológica adversa? La lluvia, la niebla, la nieve… nos reducen mucho el campo de visión, aunque cabe recordar que en estas condiciones importa más ser vistos que ver. Cuando se reduzca un poco la visibilidad habremos de poner las luces de posición y cruce, además de usar los antiniebla delanteros.
Pero cuando la meteorología sea muy desfavorable (lluvias intensas, nieblas espesas) también tendremos que encender el antiniebla trasero y cuando desaparezcan estas condiciones, es obligatorio apagarlos. Cabe recordar que, con el asfalto húmedo, debemos guardar las distancias con los otros vehículos, aunque es algo de lo que nos damos cuenta un poco tarde: cuando tenemos que frenar.
Actuar ante situaciones de emergencia
Los conductores noveles tienen mucho más reciente la teoría de esta situación ya que en las autoescuelas se enseña cómo señalizar una situación de emergencia y es una de las preguntas más frecuentes de los test y del propio examen. Los veteranos, en cambio, parecen haberlo olvidado.
Pero no es nada difícil recordar cómo actuar en caso de encontrarnos con un accidente. Sólo hay que recordar la regla PAS (Proteger, Alertar y Socorrer). Y es que siempre intentamos ayudar a los heridos sin haber alertado antes al resto de conductores y por esta misma circunstancia se producen muchos atropellos.
En ese caso, lo que hay que hacer es apartar nuestro vehículo a una zona amplia del arcén con las luces de emergencia puestas, colocar los triángulos de preseñalización, ponernos el chaleco reflectante y, por último, avisar a las autoridades y a los equipos de emergencia pertinentes.
Una vez que la situación está controlada y mientras esperamos a sanitarios y autoridades, es cuando podremos socorrer a los heridos, comenzando por infundirles tranquilidad.
Mirar el nivel del aceite (y otros líquidos)
Otro acto bastante olvidado entre todos los conductores. No debería ser así: conviene hacerlo con frecuencia porque quedarse sin aceite puede tener consecuencias fatales para el motor y los engranajes mecánicos de nuestro coche. Lo ideal es que estos niveles se encuentren más cerca del máximo que del mínimo, aunque si está entre ambos tampoco pasa nada (siempre y cuando no esté muy cerca del mínimo).
Para comprobarlo, se ha de hacer con el coche estacionado en un terreno llano y, como mínimo, cinco minutos después de apagar el motor, bien mirando el cuadro de instrumentos (si el vehículo dispone de él) o bien mirando la varilla de nivel. Para este último caso, después de sacarla, se ha de limpiar, volver a meter y observar por dónde llega el aceite.
Repostar
Aunque sea una acción rutinaria, siempre hay algún detalle que se escapa. Para ello, hay que dejar el vehículo totalmente inmovilizado, con el freno de estacionamiento y quitar las llaves. Tampoco se puede dejar encendido ningún componente eléctrico (luces o radio) ni usar el móvil mientras estemos repostando.