Todos conocemos los coches que funcionan con gasolina y con gasóleo y, aunque algo menos, también los híbridos y eléctricos. Pero, ¿y los vehículos que funcionan con gas natural? No sólo sirve para calentar nuestros hogares en invierno. Se trata de un combustible alternativo, de origen fósil (al igual que la gasolina), pero mucho más económico y menos contaminante.
En España son prácticamente desconocidos por la mayoría de la población, aunque empieza a haber más oferta de estos autos preparados para usar con gas y también más estaciones de servicio donde repostarlos (“gasineras”, como las denominan algunos). En cambio, en el resto del mundo hay millones de turismos que funcionan con gas natural. En países europeos como Alemania o Italia o en otros latinoamericanos (como Argentina) circulan miles de coches a gas por sus carreteras.
En la automoción se usan dos tipos de gas: GLP y GNV
Hay varios tipos de gases combustibles aunque en automoción los que se usan son básicamente dos: gas licuado del petróleo (GLP) y gas natural vehicular (GNV). Pero cuidado, no hay que confundirlos puesto que no se trata del mismo gas: el GLP es una mezcla de butano y propano (el conocido gas de las bombonas de butano) y el GNV es gas metano (gas natural como el que usamos en casa para la calefacción).
El gas natural vehicular (GNV) se usa menos en España aunque, por sus ventajas, debería aprovecharse más y puede presentarse de dos formas distintas:
- Gas Natural Comprimido (GNC): es la más habitual, sobre todo para coches y furgonetas. Se trata de gas natural comprimido (en estado gaseoso, pero sometido a presión).
- Gas Natural Licuado: su uso es menos habitual, normalmente solo para autobuses y camiones. Se trata de gas natural licuado (con muy baja temperatura el gas natural pasa a estado líquido).
Gas Natural Comprimido: la mejor opción para los coches
La mejor alternativa para los coches es el gas natural comprimido (GNC), especialmente por las dos ventajas que presenta: el coste por kilómetro recorrido es mucho menor que con gasolina o gasóleo (se pueden recorrer hasta 100 kilómetros gastando algo menos de cuatro euros). Además, las emisiones contaminantes con gas son mucho menores que con los combustibles tradicionales.
Proceso de combustión similar al de la gasolina
El gas natural es un hidrocarburo compuesto principalmente por metano (CH4), que posee un alto poder calorífico. Para que un motor pueda funcionar con gas natural debe de ser de explosión con encendido provocado por bujías. El gas natural se almacena en tanques de gas comprimido a alta presión, colocados bajo el suelo del habitáculo de los asientos posteriores o el maletero. Se reposta igual que la gasolina o el gasóleo: en una estación de servicio que, en este caso, únicamente dispensa gas.
El proceso de combustión es muy similar al de un motor de gasolina. El aire aspirado por el motor se mezcla en el colector de admisión con el gas natural por inyección. La mezcla es introducida en el cilindro por la válvula de admisión para posteriormente ser comprimida y explosionada tras saltar la chispa en la bujía. La energía térmica que libera dicha combustión se transforma en energía cinética, que es la que hace que las ruedas del auto giren.
Un motor de combustión interna que utiliza gas natural ve alargada su vida útil. Sin embargo, no hay que olvidar que ha de pasar revisiones cada cierto tiempo según la normativa vigente para garantizar la máxima seguridad.