Los coches actuales cada vez incorporan más tecnología para ofrecernos una experiencia de conducción más segura y eficiente. Pero ello no significa que no debamos prestarle la debida atención a nuestro auto ni descuidarlo, ¡no es tan inteligente como para hacer esto solo!
Los despistes inocentes, equivocaciones o malas costumbres al conducir acaban pasando factura (nunca mejor dicho)… cuando tenemos que llevar el coche al taller. Sin embargo, si prestamos un poco más de atención y escuchamos a nuestro vehículo, podremos evitar muchas de las averías comunes que hacen que tengamos que llamar a la grúa en carretera.
Batería descargada
Clásico entre los clásicos y el motivo por el que más se suele llamar a la asistencia en carretera. Puede suceder por muchos motivos: un mal mantenimiento de la misma, un fallo de los materiales o, mucho más habitual, por despistes (dejarnos las luces, la calefacción o la radio encendida mientras esperamos a alguien o descansamos en algún lado).
Tendrás suerte si hay algún conductor dispuesto a ayudarte que lleve unas pinzas en el coche para cargar la batería (aunque no es muy frecuente). Si no se da este caso, entonces sí tendrás que llamar a la asistencia de tu seguro para que te auxilie un mecánico… y esperar.
Mantenimiento deficiente
Respetar los plazos establecidos para cambiar el aceite del coche y todo lo relativo a su mantenimiento es fundamental para no sufrir algún tipo de avería en carretera (y también para no acudir con demasiada frecuencia al taller): quedarnos sin pastillas de freno o la rotura de la correa de distribución (cuya factura suele ser bastante cara y el motor corre un gran riesgo) son algunas de las averías más comunes causadas por el mal mantenimiento del auto. Antes de un viaje largo o si vas a coger el coche para irte de vacaciones, es recomendable pasar por el taller y realizarle una revisión completa al coche.
No ignores los testigos luminosos del salpicadero
Mientras estamos conduciendo debemos prestar atención a los testigos luminosos del salpicadero, especialmente si se enciende alguno. Aunque se apague unos segundos o minutos después de encenderse, no debemos ignorarlo. Hay que acudir a un taller para comprobar si el testigo nos estaba avisando de una posible avería o si, por el contrario, se trata sólo de una falsa alarma. En caso contrario (si no acudimos al taller a ver qué pasa) puede producirse una avería de la que el propio auto nos estaba avisando.
Hacer una ruta por los caminos de campo
Si nuestro coche está preparado para poder circular por caminos de tierra y lo hacemos con precaución, ¡adelante! Si no tiene la fuerza suficiente, mejor apárcalo en algún lugar en carretera y ve andando al campo para no sufrir ningún reventón y asegurarte de cuidarlo más. En caso de poder ir con tu auto, al regresar a casa, revisa las entradas de aire y los filtros, asegurándote de que estén limpios de polvo, hojas y vegetación. De este modo evitaremos sufrir alguna avería extra en los filtros.