Vivimos conectados permanentemente. Nuestra necesidad de estar en contacto y comunicarnos con nuestra familia y amigos nos hace estar enganchados al Smartphone a cada momento. La adicción al móvil y a las redes sociales es tal que no podemos evitar no sacarlo y echarle un vistazo en el trabajo, de fiesta, en casa, en la cama…
Hasta cuando conducimos. Y eso que todo el mundo sabe que, durante los segundos que lo estemos consultando, puede producirse un despiste que pueda traer graves consecuencias. Parados en un atasco, en un semáforo en rojo o en un arcén suele ser muy habitual consultar el móvil, mandar mensajes o llamar por teléfono.
Sin embargo, también hay quien lo hace estando ya al volante en carretera, autovía o en calles por las que circulan otros vehículos y cruzan peatones, pese al peligro y a que conlleva una sanción económica de 200 euros y la retirada de tres puntos del carnet.
Equivalencias de la peligrosidad de ir con el móvil al volante
El 33% de los accidentes de tráfico están causados por distracciones. Uno de cada tres ocurren por distracciones del conductor. Gran parte de ellos se deben a los Smartphones.
Los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) alertan de que hablar por teléfono conduciendo equivale a conducir con un gramo por litro de alcohol en sangre (el doble de la tasa permitida).
Del mismo modo, escribir un mensaje de texto nos quita 20 segundos de atención a la carretera. Viajando a unos 100 km/h supone recorrer unos 600 metros de distancia distraídos. Esta imprudencia que dura unos pocos segundos, por simple que nos parezca, puede tener consecuencias graves tanto para nosotros mismos como para otros conductores y peatones.
Y es que los resultados de un estudio elaborado por el Virginia Tech Transportation Institute muestran que escribir un mensaje de texto al volante aumenta el riesgo de choque en 23 veces.
Quitar la mano del volante para usar el móvil, además de suponer una distracción manual, también es visual (al apartar la vista de la vía por la que circulamos) y mental, ya que tenemos la cabeza en lo que estamos haciendo en el teléfono y no en la conducción, por lo que las reacciones al volante o a los pedales serán más lentas (y algunas incluso inexistentes).
Otros informes apuntan, además, a que después de hablar por teléfono al volante (incluso con manos libres) un minuto y medio, el conductor no percibe el 40% de las señales, su velocidad media baja un 12% y el ritmo cardiaco se acelera bruscamente durante la llamada.
Los peatones también se distraen con el móvil
Pero los conductores no son los únicos que se distraen con el móvil. Muchos peatones van más pendientes de la pantalla del móvil que del lugar por el que pasan (y pisan). Tanto es así que, los datos de un informe realizado por la Fundación Mapfre muestran que el 98% de los accidentes en los que el peatón resulta ser el culpable están causados por la distracción del viandante mientras usaban dicho aparato. Y otro dato más: el riesgo de los peatones a ser atropellados puede aumentar un 40% mientras se hace uso del móvil o de los auriculares.