Para alargar la vida útil de tu coche y que te dure más, no sólo hay que seguir las recomendaciones del fabricante (pues cada auto es distinto y requerirá unos cuidados u otros), sino que también hay algunos consejos que puedes poner en práctica que vienen definidos, sobre todo, por nuestro estilo de conducción. Apúntalos y ponlos en marcha:
1. Cambios de aceite
Conviene cambiar el aceite cuando lo indique el fabricante y utilizar los que recomiende, además de sustituir los filtros. No alargues mucho la fecha (sobre todo si tu coche es diesel), pues el lubricante es un elemento muy importante para de piezas y engranajes, así como para la limpieza del motor.
La falta de aceite puede dañar mucho el motor, por lo que no hay que dejar que sus niveles lleguen al mínimo y se recomienda comprobarlos al menos una vez al mes. También hay que controlar el gasto de aceite, ya que un consumo excesivo indica que hay una avería.
2. Sustituye la correa de la distribución
Otro de los elementos con los que más cuidado hay que llevar, es una de las averías más costosas en los talleres (en caso de que se rasgue la correa). Respeta los plazos que marque el fabricante y no los apures al máximo.
3. Observa la presión de los neumáticos
Una presión baja puede hacer que el neumático se caliente mucho en carretera o autovía, mientras que una presión alta puede hacer que el coche “bote”. Conviene revisar el estado de los mismos asiduamente (sobre todo si vamos a realizar un viaje largo) para comprobar la presión y el estado de la banda de rodadura.
También hay que tener cuidado en calles estrechas o aparcando (salvo que el coche sea inteligente y aparque solo) para no golpear los bordillos. De este modo evitarás que ninguna rueda se lleve un “mordisco” que haga que pierda aire.
4. Repasa las juntas de goma
El clima y los productos de limpieza excesivamente abrasivos hacen que los plásticos y las gomas del coche envejezcan. Para limpiarlo es mejor usar productos suaves que no los corroan. Si se deterioran, además de dar una imagen algo antiestética, sufrirá más los estragos del clima (con lluvia fuerte puede entrar agua dentro). Para que esto no suceda, usa renovadores de goma cada cierto tiempo. En verano, conviene cubrir el coche con un plástico resistente para que el sol no lo dañe.
5. Revisa los engranajes del coche
Las piezas, engranajes y espacios más profundos también son susceptibles de sufrir averías, por lo que no hay que descuidarlas. Los coches modernos suelen llevar protección anticorrosión, pero los más antiguos no, por lo que hay que llevarlo al taller cada cierto tiempo para que engrasen dichas piezas con cera o grasas protectoras.
6. Proteger la pintura
La suciedad, los rayos del sol, insectos. La suciedad que se acumula a lo largo del día en la carrocería es un gran foco de corrosión para la pintura de la misma. Para conseguir una mayor protección y que la pintura no se desgaste (sobre todo si piensas venderlo), lo mejor es aplicar una capa de cera un par de veces al año, además de lavarlo con frecuencia (si es con la pistola de alta presión, mejor).
Si circulas mucho por carretera, autopista y autovía, ten en cuenta que las pequeñas chinas que se acumulan en los bordes pueden dañar la pintura del parachoques o de las aletas. Aunque los impactos son leves, resultan antiestéticos. Para proteger dichas zonas, puedes pedir en un taller que le pongan a tu vehículo una película protectora especial de pintura.
7. Cuidado con las maniobras bruscas
Olvida los acelerones y los frenazos, ya que producen un gran desgaste de los frenos y del sistema de transmisión, además de que suponen un gasto de combustible innecesario.
8. No cojas el coche para tramos muy cortos
Coger el coche en frío sólo para pequeños tramos aumenta el desgaste de las piezas al impedir que se caliente el aceite, que se mezcla con algo de vapor y gasolina, lo que contribuye a estropear el motor y los engranajes mecánicos. Conviene dejar que el agua alcance los 90 grados (unos 75 grados en el motor), para que el desgaste sea menor.
9. Los cambios de marcha, mejor fluidos
No hay que pisar mucho el pedal del embrague, ya que produce un gran desgaste y los cables del embrague se acaben rompiendo pronto. Lo mismo puede ocurrir si no se meten bien las marchas y “rascan”. Si se dan con mucha frecuencia, lo más probable es que el embrague no aguante demasiado.
10. No escatimes en recambios
Filtros de aire sucios, correas porosas, aceites y lubricantes viejos, chasis descuidado, pastillas de frenos… No sólo debemos acordarnos de llevar el coche al taller antes de ir a la ITV: lo más recomendable es hacerlo con periodicidad para cuidarlo y que nos dure más.