Uno de los fenómenos meteorológicos más temidos por todos los conductores es la niebla. Y no es de extrañar, ya que los bancos de niebla dificultan mucho la visibilidad. Si es muy densa, la visión es prácticamente nula, con el riesgo que esto conlleva, ya que es prácticamente imposible ver a los demás conductores (y que ellos también nos vean), así como a cualquier obstáculo que se nos cruce en la carretera: peatones, animales… En un día así, pueden registrarse muchos accidentes en carretera.
Sigue la regla de las 3V para ver y ser visto
El principio básico a seguir es el de “ver y ser visto”. No sólo nosotros tenemos que saber por dónde circulamos: el resto de conductores (así como peatones) deben saber de nuestra presencia en la calzada para evitar que se produzcan accidentes por alcance. Un consejo que nos da la DGT para complementar esta norma es tener en cuenta la regla de las 3V a la hora de adaptar la velocidad y la distancia de seguridad con el vehículo de delante.
¿En qué consiste? Fácil. Las 3V que marca esta regla son: visibilidad, velocidad y vehículo delantero. Un ejemplo: si nuestra visibilidad alcanza los 50 metros, mantendremos una velocidad de 50 Km/h (o menos) y una distancia de seguridad mínima aproximada de 50 metros con el vehículo delantero.
Luces del coche: ¿cómo utilizarlas?
También es fundamental saber cómo y cuándo utilizar las luces del coche. Por lo general solemos pensar que, en situaciones de niebla, lo mejor es utilizar las luces largas. ¡Cuidado! Esto es un error, ya que podríamos deslumbrar al resto de conductores. Para ello, hay que circular con las luces de cruce y las luces antiniebla (tanto delanteras como traseras en días de niebla espesa), sobre todo si no vemos las luces de posición de los coches que transitan por delante. Si la niebla es leve, con utilizar las antiniebla delanteras bastará.
Pero no sólo las luces antiniebla son clave para estos días. Una buena visibilidad también depende de algo tan simple como los cristales empañados. Si no queremos circular con “doble niebla”, hay que encender el climatizador del coche para quitar la humedad. Hay que ponerlo en marcha a los pocos segundos de arrancar el coche para no dañar el motor. Pero no vale sólo con encenderlo: hay que prestarle especial atención de cuando en cuando, ya que el filtro del aire se ensucia y dificulta el paso del aire, lo que hace que se acumule vaho en los cristales.
Sin prisa... pero con alguna pausa
Si necesitamos coger el coche en estos días también es recomendable salir de casa con bastante tiempo de antelación (una hora antes, por ejemplo), ya que hay que circular a una velocidad adecuada a estos fenómenos meteorológicos adversos. Así, lo mejor es ir despacio, a una velocidad lo bastante baja que nos permita mantener una distancia de seguridad lo bastante grande para poder frenar en caso de necesidad y/o retener el coche reduciendo marchas. Eso sí, la velocidad tampoco puede ser demasiado baja porque pueden colisionar con nuestro vehículo por detrás.
Si la niebla es tan densa que no ves prácticamente nada, evita frenar de forma brusca y busca un lugar seguro donde detenerte (recordando en todo momento que otros conductores también podrían haber parado y estacionado su vehículo). Para ello, puedes intentar tomar como referencia las marcas viales que hay a la derecha de la vía. En autopista y autovía habrá que circular siempre por el carril derecho.
Recuerda prestar atención a los bordes de la calzada helados (no los pises ni te pares en ellos, los neumáticos podrían resbalar y perderíamos el control del vehículo); a los vehículos de dos ruedas (motos y bicicletas) y a peatones, que son menos visibles con la niebla y comprueba que las escobillas del parabrisas estén bien limpias (ya que la niebla forma unas pequeñas gotitas de agua que se acumulan en la luna de nuestro coche y, si el limpiaparabrisas está sucio, también ensuciará la luna, con lo cual nuestra visibilidad será nula).