La industria del motor no para de evolucionar y de buscar todo tipo de novedades y de ventajas para sus clientes. En este sentido, la seguridad cobra una importancia esencial y en ella se centran buena parte de los esfuerzos en investigación y desarrollo. Tal vez uno de los más llamativos de los últimos tiempos, y que ya está obteniendo excelentes resultados, es el sistema de frenada automática.
Esta novedosa incorporación saltó a la fama durante las pasadas navidades, cuándo se conoció que el autobús que un terrorista lanzó contra un mercadito en Alemania se detuvo de forma automática. Se evitó así que el número de víctimas fuera mayor y se planteó este sistema, no solo como una forma de evitar accidentes, sino de luchar contra el terrorismo más salvaje.
Cómo funciona la frenada automática en coches y camiones
Cualquier medida que sirva para aumentar la seguridad y reducir las, todavía muy altas, cifras de siniestralidad en las carreteras, es siempre positiva. En otras épocas fueron los ABS, los airbags frontales que luego se extendieron por otras partes del vehículo, la obligatoriedad de usar los cinturones de seguridad, las sillitas para bebés, las carrocerías de aluminio... pero ahora lo que prima es incorporar la electrónica y las nuevas tecnologías como el gps, las cámaras... a la seguridad.
En países como Estados Unidos, este sistema de frenada está cada vez más implantado y será obligatorio para coches nuevos a partir de 2.022. Mientras que en Europa, también se está viendo la posibilidad de llegar a una medida similar, más aún tras los atentados en Niza y Berlín. De momento, hay estudios como el que realizó Bosch en España, que determinan que en un año estos sistemas habrían reducido las víctimas mortales en un 16 % o, lo que es lo mismo, en más de 250 personas.
Cámaras y sensores para frenar a tiempo
El modo de funcionamiento es el siguiente. Mediante cámaras y sensores ubicados en las partes frontales del vehículo, este detecta que hay algún tipo de obstáculo, puede ser una pared, otro coche, una bicicleta, peatones... y si llegado a determinado punto el conductor no activa por sí mismo los frenos, será el propio coche el que lleve a cabo una frenada automática o AEB por su denominación inglesa Autonomous Emergency Braking. Esto es lo que sucedió, precisamente, con el citado camión de Berlín, que sí tenía activado este sistema y se frenó. Todo lo contrario que el atentado similar que se perpetró en Niza en julio de 2016, durante la celebración del Día Nacional del país galo.
Este sistema de frenada automática se puede incorporar a cualquier vehículo por 500 euros aproximadamente, aunque todavía se encuentra en evolución y hay modelos más eficientes que otros. La tendencia es que su uso sea general en una década o incluso antes.