Los poseedores de vehículos diésel saben que sus vehículos vienen equipados con una pieza que, si no se conoce bien cómo funciona y tampoco se tienen en cuenta los cuidados que necesita, puede llegar a convertirse en un problema: el filtro de partículas.
Esta pieza es un dispositivo situado en el tubo de escape del vehículo y cuya función es detener la carbonilla con el fin de reducir, lo máximo posible, las emisiones de gases de los coche diésel. Esto lo consigue a través de la regeneración, que no es más que el proceso de incineración de esas partículas sobrantes. La regeneración se desarrolla cada 400 km, aproximadamente. Consiste en inyectar más carburante para subir la temperatura de los gases y que logren quemar las partículas.
Posibles problemas
El proceso de regeneración necesita que el motor esté en funcionamiento durante un periodo de 15 a 20 minutos, ya que, si no es así, el filtro podría atorarse y evitaría que los gases del escape se salgan. Aparecería una desagradable luz de avería en el cuadro de mandos y habría un factible fallo del motor.
Tipos de filtros de partículas
Los filtros se diferencian por si vienen con o sin aditivo. Por eso, se pueden reducir a dos clases.
El filtro de partículas sin aditivo es el más habitual. Su posición es cercana al motor, tras el colector. Así, el corto recorrido que realizan los gases permite que la temperatura sea idónea para la combustión de la carbonilla. Se podría decir que vive lo mismo que el propio coche.
En cambio, el filtro de partículas con aditivo es aún empleado por pocos fabricantes. En este caso, el filtro viene colocado más lejos del motor, por lo que, para que suba la temperatura, es necesario añadir un aditivo al gasoil cuyo depósito hay que rellenar cada 100.000 kilómetros.
Mantenimiento del filtro de partículas
- No apagar el motor en pleno proceso de regeneración. Algunos modelos muestran en el cuadro que se está en este proceso. En todo caso, hay que poner un oído al sonido del motor.
- No escatimar en lubricante. Los aceites especiales, low saps, son más caros, pero cuidan mejor del filtro. Además, es necesario seguir a rajatabla el mantenimiento del vehículo.
- No utilizar el coche en trayectos cortos. Los diésel suelen perder fiabilidad cuando son usados solo en ciudad y a bajas revoluciones, ya que no alcanzan la temperatura necesaria para la regeneración. Es recomendable circular, de vez en cuando, en carretera, para poder incinerar las partículas. Son recomendables, al menos, 30 minutos cada 1.000 kilómetros.
En definitiva, conociendo el funcionamiento y mantenimiento del filtro de partículas, es posible sacar el máximo partido; pues, en caso contrario, podría resultar un verdadero quebradero de cabeza para el usuario.