Sí, soy mujer y soy mecánica
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Cada vez que a nuestro coche o moto le surge algún problema o simplemente tenemos que ponerlo a punto para nuestro próximo viaje, lo más común es pasar por el taller y que allí nos atienda un mecánico. Pero ¿qué pasaría si en lugar de un hombre nos atendiera una mujer? ¿Está preparada la sociedad de hoy para que sea ella y no él el que se encargue de reparar nuestro vehículo?

Pues sepan que las mujeres mecánicas existen y, además, cada vez más.

Sin embargo, como hemos dicho antes, el mundo aún no está preparado para ello. En la mayoría de los casos, no ha sido fácil para las mecánicas entrar a formar parte de un sector que tradicionalmente ha estado ligado al sexo masculino.

Un camino de obstáculos

Cuando una mujer decide entrar a trabajar en un taller tiene que hacer frente a clientes reticentes y desconfiados que ponen en duda su profesionalidad y que no están dispuestos a dejar su vehículo en sus manos. Si queremos justificar la causa, podríamos englobarla en una cuestión de escasez de visibilidad y de entendimiento a la hora de aceptar que el sexo femenino está igual de capacitado que el masculino para desempeñar un trabajo, en este caso, una tarea mecánica.

Esta situación obliga a la mujer a tener que hacerse valer el doble y demostrar mucho más que sus compañeros masculinos. Por ello, las que actualmente desempeñan esta profesión animan a las venideras a pelear por hacerse valorar en un sector aún muy masculinizado.

Por suerte, la figura femenina va tomando terreno y ganando presencia en cada vez más ámbitos y el de la mecánica no es menos, hasta el punto de que ya hay países que ofrecen formación selecta para las mujeres que quieran trabajar en un taller mecánico. Cursos en los que las féminas aprenden a cambiar neumáticos, a solucionar cualquier problema en la transmisión del motor, los sistemas de combustible… y librando cualquier “desventaja” con respecto al sexo masculino. Sin olvidar que las pequeñas y delgadas manos de una mujer pueden acceder a esas partes más recónditas donde las vastas manos de un hombre a veces no pueden.

Sin embargo, y por desgracia, lo que sucede en el campo de la mecánica no es un hecho aislado y se podría extrapolar a otros tantos oficios y profesiones en los que la figura del hombre sigue siendo mayoritaria y sigue marcando el perfil del trabajador. Pero, como todo, el mundo laboral evoluciona con el tiempo y si antes era casi impensable que una mujer pudiera llegar a ser piloto o soldado, hoy en día la imagen es radicalmente distinta, aunque sin haber podido abandonarse del todo las reminiscencias machistas.

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