Uno de los elementos más importantes e imprescindibles de nuestro vehículo es el embrague. Este "tercer" pedal, indispensable para cambiar de marchas sufre, en demasiadas ocasiones, los efectos del mal uso que puede hacer que su vida útil se reduzca considerablemente. Afortunadamente para ti, en estas líneas te vamos a contar cómo debes conducir para evitar una rotura de embrague que, además, no suele salir nada barata de reparar.
Cómo evitar la rotura de embrague de nuestro coche
Lo primero que debes aprender es a no incurrir en manías y malos hábitos que pueden ser perjudiciales para tu vehículo y, por tanto, también pueden afectar a tu seguridad y a la de aquellos que viajan contigo o que te rodean en la carretera. Tal vez en la autoescuela te hayan enseñado pautas útiles, o puede que no, pero al menos debes seguir estas. Lo primero que deberás hacer es levantar el pie del embrague en los semáforos. Puede que te resulte muy tentador estar ahí preparado para salir volando cuando veas la luz verde, pero esto, además de ser potencialmente peligroso, no es nada bueno para tu coche, pues estás generando fricciones en el disco y estás manteniendo en estrés a las demás piezas.
Otro error es no pisar del todo el pedal cuando estás cambiando de marcha. Para evitar esto debes regular muy bien el asiento, para que llegues a los pedales con comodidad, ya que si el mecanismo no se activa totalmente genera fricciones y desajustes que pueden ser fatales.
En la línea del primer error, otro muy común, y también muy perjudicial, es conducir apoyando el pie ligeramente en el embrague. ¿Tienes miedo de no encontrarlo en el momento adecuado? si es así practica más o intentar ir despacio, pero no lo mantengas ahí porque vas a estar produciendo un desacople entre el disco del embrague y el motor, que contribuirá a un desgaste muy elevado. Recuerda, todos los coches tienen habilitado un lugar a la izquierda del embrague que se llama "reposapies" y que es para eso; para reposar tu pie durante la conducción.
Detectar problemas con el embrague
El embrague nos suele avisar de que está sufriendo desgaste antes de dejar de funcionar o dejarnos tirados. De este modo, los problemas más comunes son algunos como el patinado. Cuando sucede esto notarás que al pisar el pedal de embrague completamente el motor se revoluciona, pero el coche no aumenta su velocidad. Si esto sucede el problema puede ser originado por aspectos como un reglaje inadecuado, que el disco esté desgastado, que las varillas de mando se hayan agarrotado... otros problemas son un arranque brusco al soltar el pedal, que sea muy ruidoso o que vaya muy duro. En todos ellos deberás acudir a tu taller para una revisión cuanto antes.