El diésel es, hoy en día, el combustible más utilizado cuando llenamos el depósito de nuestro coche. Desde el año 2009, fecha en la que entró en vigor un reglamento europeo sobre combustibles que dictaba que todos los combustibles (gasolinas y gasóleos) tenían que ser sin azufre (no podía sobrepasar las 10 partes de azufre por millón) el panorama cambió, porque a partir de ese momento se introdujo en nuestros surtidores el denominado gasóleo premium.
Sería muy fácil caer en el error de distinguir el gasóleo barato del caro solo por la cantidad de azufre, ya que este ha desaparecido desde ese año 2009. Ahora entran en escena los llamados aditivos, que son sustancias que mejoran las características de los diferentes combustibles y marcan las diferencias entre los diesel. Específicamente hablando del gasóleo, y sin citar ninguna marca, los aditivos específicos para el diésel lo que hacen es mejorar el índice de cetano del gasóleo que es, ni más ni menos, el tiempo que transcurre desde la inyección del carburante hasta el comienzo de su combustión.
Al tener un número mayor de cetano, la consecuencia inmediata es que se va a producir una combustión más rápida, que se traduce en la menor generación de ruido y en que se emitan menos emisiones a la atmósfera.
Otra propiedad del mayor número de cetano es su capacidad detergente, que va a suponer que se va a depositar menos suciedad en las válvulas e inyectores del motor y, por lo tanto, estarán en menos cantidad en los gases de escape.
Si el motor está más limpio y la combustión es de mejor calidad, no tan nociva, lo que mejora los diésel premium es alargar el rendimiento óptimo del motor y evitar que aumente el consumo. Se estima que con el diésel premium se puede ahorrar entre un dos y un cinco por ciento.
Otro aditivo es el de la anticorrosión, que reduce la velocidad de aparición del óxido dentro del motor. Como en los aditivos anteriores, hay que usar el diésel premium de manera continuada para poder notar todos los efectos que estamos describiendo.
Maneras de fabricación
Hay diferentes maneras de producir este combustible: partiendo del petróleo, a partir de materiales biológicos, con plantas y con gases.
El llamado B100 o biodiésel se produce a partir de fuentes renovables como aceites generales y grasas animales. Con este combustible se obtiene casi idéntico rendimiento que con el Premium.
El diésel B-20 es el resultado de la mezcla en un 80 por ciento de diésel regular y un 20 por ciento del biodiésel.
Luego están los llamados diésel grado 1D, 2D y 4D, que se clasifican según su densidad. El 1D va bien con motores que cambian constantemente, el 2D para motores más uniformes y el 4D para motores de muy baja velocidad.