El uso del turbo en los motores viene dada por la necesidad de aumentar la potencia sin tener que aumentar la cilindrada. Aumentar la potencia depende de la cantidad de combustible quedamdo en cada ciclo de trabajo y del número de revoluciones.
Pero tanto en motores Diesel como en los de Gasolina por mucho que aumentemos el combustible que hacemos llegar al interior de la cámara de combustión, no conseguiremos aumentar su potencia si este combustible no encuentra aire suficiente para quemarse.
Así pues, solo conseguiremos aumentar la potencia, sin variar la cilindrada ni el régimen del motor, si conseguiremos colocar en el interior del cilindro un volumen de aire (motores Diesel) o de mezcla (aire y gasolina para los motores Gasolina) mayor que la que hacemos entrar en una "arpiración normal" (motores atmosféricos)
En algunos casos, y en países situados a grandes altitudes o con climas muy calurosos, existe la necesidad de compensar la disminución de la densidad de aire producida por una disminución de la presión ocasionada por la altitud y una disminución de las moléculas de oxigeno por el aumento de temperatura. Para todos ellos la sobrealimentación es la solución que podemos aportar.
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