Desde que dio comienzo el siglo XXI ya han pasado veinte años. Y no han sido dos décadas cualesquiera, sino que en este tiempo hemos vivido una revolución tecnológica en la que los cambios se han sucedido a una velocidad de vértigo. Y estos avances, claro, también se han visto reflejados en los vehículos que utilizamos. ¿Quieres que te contemos cuáles han sido las mejoras más importantes en estos primeros años del siglo XXI con respecto al motor, el diseño y la tecnología?
Las mejoras tecnológicas
Cuando, a comienzos del 2000, queríamos comprarnos un coche, en el concesionario nos ofrecían vehículos que incorporaban lo último en cuanto a tecnología de aquella época: elevalunas eléctrico, aire acondicionado y dirección asistida era lo más habitual, y lo más exclusivo incluía climatizador, volante con mandos de audio, ordenador a bordo y techo solar.
En la actualidad, nada de esto nos parece especialmente avanzado. Los coches actuales nos ofrecen sensores y cámaras que facilitan la tarea de aparcar, navegadores, apertura de puertas automática y climatizadores independientes de entre 2 y 6 zonas diferentes. También los sistemas de seguridad son mucho más avanzados, tendiendo poco a poco a incorporar la automatización: hoy en día disponemos de sistemas de control del ángulo muerto, de frenada automática o indicadores para el cambio de carril, entre otros.
La evolución en el diseño
En lo que al diseño se refiere, los cambios han sido modestos ya que tanto la industria como los consumidos siguen apostando por el modelo tradicional, con estilos similares en cuanto al exterior y al interior. Es cierto que hace algunas décadas las líneas eran más rectas, y desde entonces se ha redondeado el diseño general para responder a mejoras de eficiencia aerodinámica.
Los cambios en el motor
En el año 2000, pensar en motores de tipo eléctrico o híbridos parecía casi una utopía. Por aquel entonces, todos los fabricantes incorporaban motores a combustión en sus vehículos. La mayoría de los motores de gasolina eran de 4 cilindros, y la cilindrada oscilaba entre 1.2cc a 2.0cc (por ejemplo, el Peugeot 206 en su versión GTi 2.0cc). A su vez, los turismos con motores de tipo diesel comenzaban a ganar popularidad gracias a su durabilidad y bajo consumo en comparación a los de gasolina. La cilindrada generalmente era mayor, de 1.9cc o 2.0cc.
Desde entonces hasta ahora, la concienciación con respecto a la contaminación que generan los vehículos y las normativas y leyes que regulan las emisiones han hecho que se busquen alternativas menos dañinas para el medioambiente. De este modo, en la actualidad la mayoría de motores cuentan con 3 cilindros y se ha reducido su cilindrada (1.6cc de media). En los motores diesel, el objetivo de reducir la cilindrada ha comportado cambios en ciertos componentes, como el filtro de partículas, el aditivo ADBLUE o la válvula EGR. Estos sistemas logran que se reduzca el consumo, aunque también producen ciertos fallos.
Hoy en día, la investigación se centra en encontrar nuevas fuentes de energía. La tendencia más importante es la electrificación de los motores, que se prevé continúe en expansión y se generalice en pocos años. Así, encontramos motores totalmente eléctricos, híbridos, micro-híbridos o híbridos enchufables.