Para garantizar unas condiciones mínimas de seguridad –tanto con los conductores y usuarios de la vía como con el medio ambiente-, todos los vehículos deben pasar la Inspección Técnica de Vehículos (comúnmente conocida como ITV). Antes de esto, conviene llevar el coche a un taller para realizarle un chequeo y comprobar que se encuentra en perfectas condiciones. De este modo evitaremos sorpresas desagradables a la hora de pasar la inspección y sabremos que podemos circular con seguridad.
La primera revisión de los vehículos nuevos de uso privado se hace a los cuatro años. Pasado este tiempo, la ITV se volverá a efectuar cada dos años, hasta que el coche tenga diez. A partir de los diez años, esta revisión deberá hacerse con una periodicidad anual.
Conviene recordar que si un automóvil no pasa la ITV o no la tiene en regla, los agentes de tráfico pueden sancionar al conductor. La multa ronda los 200 € y en algunos casos pueden proceder a inmovilizar el vehículo.
A continuación hay un listado de todo lo que hay que revisar en un coche antes de pasar la ITV para evitar acumular faltas que provoquen un resultado desfavorable en la inspección.
Puntos a revisar de tu coche antes de pasar la ITV
Estado de los neumáticos
Hay que llevar los neumáticos que el fabricante especifica en la ficha técnica, pues si alguno no cumple con la homologación fijada, puede dar un resultado desfavorable y no pasar la ITV. Asimismo, hay que comprobar que las ruedas estén en buen estado, es decir: que la presión sea la correcta y que no presenten mordiscos ni cortes.
Alumbrado
Esta es una de las características del coche por la que podría suspenderse la revisión, por lo que conviene que todas las bombillas estén en buen estado. Una prueba crucial suponen las luces traseras, los intermitentes y las que iluminan la matrícula que, si no funcionan, pueden echar para atrás la inspección. Si las luces antiniebla delanteras no van, se considera un defecto grave. También hay que revisar la regulación de las mismas en el taller con un aparato llamado regloscopio, pues es importante que no deslumbren.
Frenos
Hay que pedir en el taller que comprueben con los rodillos que los frenos marchan correctamente, y cambiar las pastillas de freno si no fuese así.
Carrocería y exterior
Si el vehículo tiene algún roce o abolladura, pasará la inspección. En cambio, si la luna del parabrisas presenta roturas o grietas, habrá que cambiarla en el taller. Además, las placas de matrícula tienen que ser perfectamente visibles y no pueden estar dobladas o gastadas, ya que en caso contrario suponen una falta leve. Hay que prestar atención a los espejos retrovisores, que deben estar bien fijados, y a las puertas, que han de abrir y cerrar correctamente, desde dentro y desde fuera.
Emisión de gases
En un taller miden la emisión de gases con un analizador, que detecta el monóxido de carbono en los coches de gasolina y en los diesel la opacidad del humo. Del mismo modo, es recomendable conducir por carretera antes de pasar la inspección, para que el hollín que se acumula en el tubo de escape desaparezca.
Pérdidas
Conviene comprobar que los niveles de anticongelante y de aceite sean los correctos, es decir, que no haya pérdidas que puedan dañar al motor y a la maquinaria del coche. Esto puede hacerlo uno mismo abriendo el capó y mirando dichos niveles a simple vista o con una varilla.
Varios
Hay que vigilar los testigos del coche, sobre todo el del motor y el de los airbags. También hay que comprobar que los cinturones de seguridad no se bloquean y que la bocina suena a niveles normales y no hace ruidos extraños. No menos importante es mantener la documentación del coche al día, teniendo en cuenta que el número de bastidor tiene que coincidir con el que aparece en ésta.